Traducción Libro de Apocalipsis

Trabajo del Seminario: El libro de Apocalipsis

Alumnos del Centro de Estudios Clásicos

Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Supervisado por la profesora Guissepina Grammatico †

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TRADUCCIÓN A PARTIR DEL TEXTO GRIEGO 
DEL LIBRO DE APOCALIPSIS

Bosquejo del Contenido

1:1-8   Prólogo
1:9-20 Llamado de Juan a profetizar
2:1—3:22       Las cartas a las siete iglesias
2:1-7                La carta a la iglesia en Efeso
2:8-11              La carta a la iglesia en Esmirna
2:12-17           La carta a la iglesia en Pérgamo
2:18-29           La carta a la iglesia en Tiatira
3:1-6                La carta a la iglesia en Sardis
3:7-13              La carta a la iglesia en Filadelfia
3:14                La carta a la iglesia en Laodicea
4:1—5:14       Una visión del cielo
4:1-11 El trono en el cielo
5:1-14 El libro y el Cordero
6:1—8:5         Los siete sellos
6:1, 2  El primer sello
6:3, 4  El segundo sello
6:5, 6  El tercer sello
6:7, 8  El cuarto sello
6:9-11 El quinto sello
6:12-17El sexto sello
7:1-17 Intervalo entre el sexto y el séptimo sellos
8:1-5   El séptimo sello
8:6—11:19     Las siete trompetas
8:6-12             La primera, segunda, tercera y cuarta trompetas
8:13—9:21     La quinta trompeta
10:1—11:14   Intervalo entre la sexta y la séptima trompetas
11:15-19         La séptima trompeta
12:1—14:20   Conflicto entre la iglesia y los poderes del mal
12:1-17           La mujer, el dragón y el libertador
13:1-18           El anticristo y su profeta
14:1-20           Oráculos del reino y del juicio
15:1—16:21   Las siete copas de la ira
15:1-8             Introducción a las copas de juicio
16:1-21           La descripción de las copas de juicio
17:1—19:10   El reinado y la ruina de la ciudad del anticristo
17:1-6             Una visión de Babilonia y su gloria
17:7-18           La interpetación de la visión: la condenación de Babilonia
18:1-24           Una maldición sobre Babilonia
19:1-10           Acción de gracias por los juicios sobre Babilonia
19:11—22:5   La revelación del Cristo y de la ciudad de Dios
19:11-21         El jinete del caballo blanco
20:1-3             La subyugación del dragón
20:4-6             El milenio
20:7-10           La última insurrección del mal
20:11-15         El juicio final
21:1-8             La nueva creación
21:9—22:5     La ciudad de Dios
22:6-21           Epílogo

Traducción del Apocalipsis de Juan.

1:1-8   Prólogo.
[1] Apocalipsis de Jesucristo, que Dios dio a él para manifestar a sus siervos aquello que es necesario que acontezca en la brevedad, y señaló a través de un ángel suyo, que envió a Juan, siervo suyo. [2] el cual testimonió la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, todo cuanto vio. [3] Bienaventurado el que lee y los que escuchan las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas: el tiempo está cerca.
[4] Juan a las siete Iglesias, a las (que están) en Asia: gracias para ustedes y paz de parte del que es, el que era y el que vendrá, y de parte de los siete espíritus (que están) frente a su trono, [5] y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primero de entre los muertos y el primero de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos liberó de nuestros pecados en su sangre, [6] y nos hizo reino y sacerdotes para el Dios y padre suyo, para él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
[7] He aquí que viene entre las nubes, y todo ojo lo verá y quienes lo hirieron y todas las tribus de la tierra se abatirán sobre él. Sí, amén.
[8] Yo soy el Alfa y la Omega, dice el señor Dios, el que es, el que era y el que vendrá, el Todopoderoso.

1:9-20 Llamado de Juan a Profetizar.
[9] Yo Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación y en el reino y en la esperanza en Jesús, estuve en la isla llamada Patmos a causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús. [10] Naciendo / nací / fui arrebatado en espíritu el día del señor y escuché detrás de mí una gran sonido como una trompeta, [11] diciendo “Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias, a Éfeso, a Esmirna, a Pergamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea. [12] Torne a mirar la voz que hablaba conmigo y, vuelto, vi siete candelabros de oro, [13] y en medio de los siete candelabros, semejante a un hijo del hombre, revestido hasta los pies y ceñido por el pecho un cinturón dorado. [14] Su cabeza y sus cabellos relucientes como lana blanca similar a la nieve, y sus ojos como resplandor del fuego, [15] y sus pies semejantes al bronce como en el horno que se tiene encendido, y su voz como un sonido de muchos arroyos, [16] y tendiendo en su mano derecha siete estrellas y de su boca salía una aguda espada de doble filo, y su rostro semejante al sol resplandeciente en toda su fuerza. [17] Y  cuando lo vi, caí hasta sus pies como muerto y puso su diestra sobre mí, diciendo:
[18] No temas, yo soy el primero y el último, el Viviente, estuve muerto y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo la llave de la muerte y del infierno. [19] Escribe, pues, lo que has visto tanto lo que es como lo que va a contecer después de esto. [20] El misterio de las siete estrellas que has visto sobre mi derecha y los siete candelabros dorados: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candelabros son las siete iglesias.

2:1-3:22 Las cartas a las siete iglesias.
2:1-7 La carta a la iglesia de Efeso.
[1] Al ángel de la iglesia en Éfeso escribe, estas cosas dice el que posee las siete estrellas en su derecha, el que camina en medio de las siete lámparas de oro, [2] Conozco tus obras y tu fatiga y tu paciencia, y que no puedes tolerar a los malos, y probaste a los que se dicen apóstoles y no lo son, y los descubriste mentirosos; [3] y tienes paciencia, y sufres a causa de mi nombre, y no te has rendido; [4] pero tengo contra ti que dejaste tu primera caridad. [5] Recuerda, pues, de dónde has caído, y arrepiéntete y haz las obras primeras; que si no, vengo a ti presto y removeré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes. Pero tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco. [7] Quien tenga oídos oiga qué dice el espíritu a las Iglesias. Al que venciere le daré de comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.

2:8-11 La carta a la iglesia en Esmirna
[8] Y al ángel de la Iglesia que está en Esmirna escribe:
Esto dice el primero y el último, el que estuvo muerto y revivió: 
[9] Sé tu tribulación y tu pobreza, bien que eres rico, y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino sinagoga de Satanás. [10] Nada temas de los que tienes que padecer. Mirad que va el diablo a meter a uno de ustedes en prisión, para que seáis probados y tendréis tribulación de diez días. Permanece fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida.
[11] Quien tenga oídos, oiga qué dice el espíritu a las iglesias. El que venciere será exento de la muerte segunda.

2:12-17           La carta a la iglesia en Pérgamo
[12] Y al ángel de la iglesia que está en Pérgamo escribe:
Esto dice el que tiene la espada de dos filos aguda:
[13] Sé dónde habitas: donde está el trono de Satanás; y mantienes mi nombre, y no negaste mi nombre aún en los días en que Antipas, testigo mío y fiel a mí, fue muerto entre vosotros, ahí donde habita Satanás. [14] Pero tengo algo contra ti, que tienes ahí a quienes mantienen la doctrina de Balaan, que enseñaba a Balac a poner escándalo frente a los hijos de Israel, para que comiesen lo inmolado a los ídolos y fornicasen. [15] Así tienes también tú a los que mantienen la doctrina de los nicolaítas de igual manera. [16] Arrepiéntete, pues, que si no, vengo a ti presto, y pelearé con ellos con la espada de mi boca. [17]Quien tenga oídos, oiga qué dice el espíritu a las iglesias. El que venciere le daré del mana escondido, y le daré una piedrecilla blanca y sobre la piedrecilla blanca escrito un nombre nuevo, que nadie sabe sino el que lo recibe.


2:18-29 La carta a la iglesia en Tiatira
[18] Y al ángel que está en la iglesia de Tiatira escribe:
El hijo de Dios dice estas cosas al que tiene sus ojos como fuego ardiente y sus pies semejantes al bronce: sé de tus obras, y tu amor y tu fe y tu sacrificio y tu paciencia, y tus últimas obras, mejores que las primeras. [20] Pero tengo contra ti que dejas hacer a tu mujer Iezabel, la que se dice profetiza y enseña e induce a mis siervos a prostituirse y comer carne para sacrificio. [21] Le he dado tiempo a ella para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su prostitución. He aquí que la arrojo en una cama y a los que cometen adulterio con ella, hacia una gran tribulación, a no ser que se arrepientan de sus obras; [23] y a sus hijos los heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño en las mentes y corazones, y daré a cada uno de vosotros según sus obras. [24] A ustedes digo, a los demás (que están) en Tiatira, cuantos no tienen esta enseñanza, quienes no han conocido los misterios de satanás, como dicen: no arrojo sobre ustedes otro peso; [25] solo que el que tienen, asúmanlo hasta cuando venga. [26] El que venza y guarde hasta el final mi obra, le daré el poder sobre los pueblos, [27]y los dirigirá con vara de hierro, como se quebrantan las vasijas de cerámica, [28] como yo lo recibí de parte de mi  padre, y le daré la estrella de la mañana. [29] El que tiene oídos escuche lo que el espíritu dice a las iglesias.

3:1-6 La carta a la iglesia en Sardes.
[1] Al ángel de la iglesia en Sardes escribe:
Estas cosas dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: sé tus obras, que tienes nombre que vives, y estás muerto. [2] Despierta (γινου γρεγορων‘) y fortalece lo que queda, lo que está a punto de morir: no he encontrado tus obras plenas delante de mi Dios:[3] recuerda, entonces, cómo has recibido y escuchado, y guárdalas y arrepiéntete. Si no estás despierto, vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora vendrá sobre ti. [4] Pero tienes algunos nombres, en Sardes que no mancharon sus ropas y vendrán junto a mí en blanco, porque son dignos de hacerlo. [5] El vencedor de vestirá con ropas blancas y nunca borraré su nombre del libro de la vida y proclamaré su nombre delante de mi padre y delante de sus ángeles. [6] El que tiene oídos, escuche lo que el espíritu dice a las iglesias.  

3:7-13 La carta a la iglesia en Filadelfia.
[7] Y al ángel de la iglesia en Filadelfia escribe:
Estas cosas dice el santo: el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra, el que cierra y nadie abrirá. [8] Sé de tus obras: he aquí que he dejado una puerta abierta, la que nadie es capaz de cerrarla, porque tienes poca fuerza, has cuidado mi palabra y no has renegado mi nombre. [9] He aquí que doy desde la sinagoga de satanás, de los que dicen a sí mismos ser judíos y no lo son, sino que mienten: he aquí que haré que ellos vengan y se postren delante de tus pies, y conozcan que yo te ame.[10] Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te cuidaré de la hora de la prueba, que está a punto de llegar sobre la tierra.[11] Vendré pronto: conserva lo que tienes para que nadie tomé tu corona. [12] El vencedor, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y no saldrá nunca más fuera y escribiré sobre el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de parte de mi Dios, y mi nombre nuevo. [13] El que tiene oídos escuché qué dice el espíritu a las iglesias.

3:14-22 La carta a la iglesia en Laodicea.
[14] Y al ángel de la iglesia en Laodicea escribe:
Estas cosas dice el amén, el testigo, el fiel, el veraz, el principio de la creación de Dios: [15] sé de tus obras, que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente.   [16]  Así, puesto que eres tibio, y ni cálido ni frío, estoy a punto de vomitar de mi boca. [17] Porque dices: “puesto que yo soy rico y me he enriquecido y ninguna necesidad tengo”, y no sabes que tú eres el miserable y digno de compasión, y pobre, y ciego, y desnudo. [18] Te aconsejo comprar en el ágora de mi oro acrisolado por el fuego para que enriquezcas y una blanca túnica para que te ciñas y no se muestre la vergüenza de tu desnudez, y colirio, ungir tus ojos, para que veas. [19] Yo, a cuanto sea, si quiero lo pongo a prueba y lo adoctrino, haz muestra de tu celo y conviértete. [20] He aquí que estoy delante de tu puerta y golpeo: si alguien escucha mi voz y abre la puerta, vendré hacia él y cenaré con él y él conmigo. [21]  El vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como también yo he vencido y me he sentado con mi padre en su trono.
[22] El que tenga oídos escuche qué cosas dice el espíritu a las iglesias.

4:1-5:14 Una visión del cielo.
4:1-11 El trono en el cielo.
[1] Tras estas cosas vi, he aquí que en el cielo estaba abierta una puerta, y la voz que antes había escuchado como una trompeta que hablaba conmigo, diciendo: sube aquí y te mostraré lo que es preciso que ocurra después de esto. [2] En ese momento nací en el espíritu: he aquí un trono que estaba en el cielo y sobre el trono alguien sentado,  [3] y el que estaba sentado semejante a una visión de color piedra jaspe y cornalina, y un arco iris en derredor del trono semejante a la visión de una esmeralda. [4] Y alrededor del trono (vi) veinticuatro tronos que estaban puestos, y sobre los tronos veinticuatro ancianos sentados ataviados en blancas vestiduras, y sobre las cabezas de ellos, coronas doradas. [5] Y del trono emergían relámpagos, voces y truenos. Y siete antorchas de fuego ardiente delante del trono, las que son los siete espíritus de Dios. [6] Y delante del trono como un mar viviente como de cristal, y en medio del trono y en derredor del trono, cuatro seres llenos de ojos por delante y por detrás. [7] El primer ser como un león, el segundo semejante a un novillo, el tercer viviente que tiene rostro como de hombre, y el cuarto viviente semejante a un águila en vuelo. [8] Los cuatro vivientes, teniendo seis alas arriba en cada uno de ellos, alrededor y adentro están llenos de ojos., y no descansan día y noche, diciendo:

Santo, santo, santo el señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene.
[9] Y cuando los vivientes den gloria y honor y eucaristía al que está sentado sobre el trono, al que vive por los siglos de los siglos, [10] los veinticuatro ancianos se arrodillan frente del que está sentado sobre el trono, y adorando al que vive por los siglos de los siglos, arrojan sus coronas delante del trono, diciendo:
[11] Digno eres señor y Dios nuestro, de tomar la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, por tu voluntad eran y fueron creadas.

5:1-14 El libro y el cordero.
[1] Y vi sobre la derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito delante y detrás, sellado con siete sellos. [2] Y vi un ángel fuerte que pregonaba en voz alta: ¿Quiés es digno de abrir el libro y romper sus sellos? [3] Nadie fue capaz en el cielo y nadie sobre la tierra y bajo la tierra  de abrir el libro ni de leerlo. [4] Y quedé llorando, porque no se encontró nadie capaz de abrir el libro ni de leerlo. [5] Y entonces uno de los ancianos me dijo: no llores, he aquí que ha vencido el león, el de la tribu de Judá, el retoño de David, en abrir el libro de los siete sellos.[6] Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes y en medio de los ancianos, un cordero, que estaba de pie como degollado, tenía siete cuernos y siete ojos, los que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. [7] Y fue y tomó de la derecha del que estaba sentado sobre el trono. [8] Y cuando tomó el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del cordero, que tenía en sus manos arpas y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. [9] Y cantan un cantar nuevo, diciendo:
[10] Santo eres de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y nos entregaste para Dios, en tu sangre, de todas las tribus y lenguas, y pueblo y nación, y los hiciste para nuestro Dios, reino y sacerdotes, y reinan sobre la tierra.
[11] Y vi, se oía el clamor de una multitud de ángeles alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y el número de ellos era miríada de miríadas y millones de millones, diciendo  a toda voz:
[12] Digno es el cordero sacrificado de recibir el poder y la riqueza y la sabiduría y la honra y la gloria y la alabanza.
[13] Y toda la creación, la que está en el cielo y sobre la tierra y bajo la tierra y sobre el mar, todo en ellos, , oía clamar al que estaba sentado sobre el trono y al cordero la alabanza, el poder y la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
[14] Y los cuatro vivientes dijeron amén y los ancianos se postraron y adoraron.

6:1-8:5 Los siete sellos.

6:1,2 El primer sello
[1]Y vi cuando el cordero abrió el primero de los siete sellos y oyó a uno de los cuatro vivientes que decía como con voz de trueno: ven. [2] Y vi, he aquí un caballo y alguien sentado sobre él que tenía un arco, y le fue dada una corona y salió vencedor y para vencer.

6:3,4 El segundo sello
[3] Y cuando abrió el segundo sello, escucho del segundo viviente: ven.  [4] Y salió otro caballo color fuego y al que estaba sentado sobre él se le dio el arrebatar la paz de la tierra y para que uno a otro se sacrificaran le fue dada una espada enorme.
6:5,6 El tercer sello
[5] Y cuando abrió el tercer sello, escuché del tercer viviente, que decía: ven. Y vi, he aquí el caballo negro y el que está sentado sobre él tiene una balanza sobre su mano.   [6] Y escuché como un sonido en medio de los cuatro vivientes, que decía: “una medida de trigo por denario, y tres medidas de cebada por denario; y el aceite y el vino no cometas injusticias.

6:7,8 El cuarto sello.
[7] Cuando abrió el cuarto sello escuchó la voz del cuarto viviente, que decía: “ven”. [8] Y vi, he aquí un caballo verde, y el que está sentado sobre él, cuyo nombre es la muerte, y  el Hades lo seguía, y le fue dado el poder sobre la cuarta parte de la tierra, de matar en la espada y en el hambre y en la muerte y por las bestias de la tierra.

6:9-11 El quinto sello.
[9] Y cuando el cordero abrió el quinto sello, vi bajo el altar de los sacrificios las almas de los degollados a causa de la palabra de Dios y a causa del testimonio______________ [10] Vociferaron con gran voz, diciendo: “¿Hasta cuándo, dominador santo y verdadero no juzgas y enjuicias nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?”, [11] y fue dado a cada uno n vestido blanco, y les fue dicho que esperaran todavía un poco, mientras se completan los hermanos y compañeros que han de ser muertos como ellos.

6:12-17 El sexto sello.
[12] Y vi, cuando abrió el sexto sello, un gran sismo ocurrió y el sol se puso negro como un saco de pelo y la luna toda se volvió como sangre, [13] y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como la higuera deja caer las brevas, sacudida bajo el viento, [14] Y el cielo se replegó como un libro que se enrolla, y todo monte e isla fueron arrancados de sus lugares. [15] Y todos los reyes de la tierra y los ministros y los generales y los ricos y los poderosos y todos los esclavos y libres se escondieron hacia la caverna y hacia las rocas de los cerros, [16] diciendo a los cerros y a las rocas: “¡Caigan sobre nosotros y escóndannos lejos del rostro del que está sentado sobre el trono, [17] y lejos de la ira del cordero, porque ha llegado el día, el gran día de la ira de él! ¿Y quién será capaz de resistir?

7:1-17 Intervalo entre el sexto y el séptimo sello.
[1] Después de esto, vi cuatro ángeles de pie sobre las cuatro esquinas de la tierra, que contenían los cuatro vientos de la tierra, para que no sople el viento sobre la tierra, ni sobre el mar ni sobre los árboles. [2] Y vi a otro ángel, viniendo desde el oriente del sol, teniendo el sello del Dios viviente, y gritó con una gran voz a los cuatro ángeles a los que fue dado cometer mal a la tierra y el mar, [3] diciendo: “No hagan mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los servidores de nuestro Dios sobre sus frentes. [4] Y escuché el número de los señalados, ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de los hijos de Israel:
[5] de la tribu de Judá, doce mil señalados,
de la tribu de Rubén, doce mil
de la tribu de Gad, doce mil
[6]de la tribu de Aser, doce mil
de la tribu de Neftalí, doce mil
de la tribuu de Manases, doce mil
[7]de la tribu de Simeón, doce mil
de la tribu de Levi, doce mil
de la tribu de Isacar, doce mil
[8]de la tribu Sabulor, doce mil
de la tribu de José, doce mil
de la tribu de Benjamín, doce mil señalados.
[9] Tras esto vi, y he aquí un gentío inmenso, que nadie podía contarlos, de todas las naciones y pueblos y razas y lenguas, que estaban de pie delante del trono y delante del cordero, vistiendo túnicas blancas y palmas en sus manos. [10] Y claman con gran voz, diciendo:
La salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono y al cordero.
[11] Y todos los ángeles permanecieron alrededor del trono  y de los ancianos y de los cuatro vivientes y cayeron delante del trono sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo:
[12] Amén, la alabanza, y la gloria y la sabiduría y la acción de gracia y la gloria y el honor y el poder y la fuerza a nuestro Dios, por los siglos de los siglos, amén.
[13] Y tomó la palabra uno de los ancianos, diciéndome: “¿quiénes son y de dónde vienen estos que visten ropas blancas?”, [14] Y le contesté: “mi señor, tú lo sabes”. Y él me dijo: “estos son los que vienen de la gran persecución y lavaron sus vestiduras y las blanquearon en la sangre del cordero. [15] Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven de día y de noche en el templo, y el que está sentado sobre el trono morará junto a ellos. [16] Ya no tendrán más hambre ni más sed, ni tampoco caerá sobre ellos el sol ni el calor abrasador.[17] Porque el cordero que está junto al trono los apacentará y guiará hacia el manantial de la vida; y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.


8:1-5   El séptimo sello.
[1] Y cuando abrió el séptimo sello advino el silencio en el cielo, como de media hora. [2]  Y vi a los siete ángeles, erguidos delante de Dios, y a ellos les fue dado siete trompetas.
[3] Y otro ángel vino y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro, y a él le fue dado muchos perfumes, para que los añada a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro delante de Dios. [4] Y el ángel entregó el incensario[5] y lo llenó del fuego del altar de los perfumes y lanzó a la tierra, y se produjeron truenos y ruidos y relámpagos y terremotos.

8:6-11:19 Las siete trompetas.
8:6-12 La primera, segunda, tercera y cuarta trompetas.
[6] Y los siete ángeles, los que tienen las siete trompetas se prepararon para tocar. [7] Y advino granizo y fuego mezclado en sangre y fuego, arrojado a la tierra. Y el tercio de la tierra ardió, y el tercio de los árboles ardió, y toda hierba verde ardió. [8] Y el segundo ángel toco: y como un gran monte en llamas fue arrojado hacia el mar. Y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. [9] Y el tercio de las criaturas, de las que en el mar, que tienen almas, fue muerto, y el tercio de los navíos destruidos. [10] El tercer ángel toco: y cayó del cielo un gran astro, ardiendo como antorcha, y cayó sobre el tercio de los ríos y sobre las vertientes de  las aguas. [11] Y el nombre del astro dice Ajenjo. [12] Y el tercio de las aguas se convirtió en ajenjo, y muchos de los hombres murió en las vertientes, porque se volvieron amargas. Y el cuarto ángel tocó: y golpeó el tercio del sol y el tercio de la luna y el tercio de las estrellas, de modo que no apareció el día el tercio de ellas y la noche igualmente.

8:13-9:21 La quinta trompeta
[13] Y vi, y escuché un águila volando en el cenit, diciendo con voz potente: gel del abismo“¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, a causa de los restantes sonidos de la trompeta que los tres ángeles han de tocar.
9:1-21 La quinta trompeta
[1] Y el quinto ángel tocó, y vi un astro del cielo caído a la tierra y a él le fue dado la llave del pozo del abismo. [2] Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno, y se oscureció el sol y el aire con el humo del pozo. [3] Y del humo emergieron langostas hacia la tierra y les fue dado el poder como tienen poder los escorpiones de la tierra. [4] Y se les fijo que no causaran daño a las praderas de la tierra ni a toda hierba ni a todo árbol sino a los hombres quienes no tiene el sello de Dios sobre la frente. [5] Y les fue concedido que no los mataran, sino, sino que fuesen atormentados por cinco meses.[6] Y el tormento de ellos es como tormento de escorpión cuando punza al hombre. Y en los días aquellos buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán. [7] Y el aspecto de las langostas semejante a los caballos alistados para la batalla, y sobre las cabezas de ellos, coronas semejantes al oro, y el rostro de ellos como el rostro de un hombre, [8] y tienen cabellos como los cabellos de las mujeres, y los dientes de ellos eran como de los leones, [9] y tienen corazas como corazas de hierro, y el ruido de las alas de ellos como el ruido de los carros de muchos caballos que corren a la batalla. [10] Y tiene colas parecidas a escorpiones y aguijones, y en sus colas el poder de hacer daño a los hombre por cinco meses.[11] Tienen por rey de ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego tiene por nombre Apollyon.
[12] El “ay” primero pasó; he aquí que tras él vienen todavía dos ayes.
[13] Y el sexto ángel tocó: y escuché un ruido de las cuatro esquinas del altar de oro de delante de Dios. [14] que dice al sexto ángel, el que tiene la trompeta: “Libera a los cuatro ángeles que está encadenado en el gran río Éufrates. [15] Y fueron liberados los cuatro ángeles, que esperaban la hora, el día, el mes y el años, para exterminar al tercio de los hombres. [16] Y el número de soldados de caballo era de doscientos millones: escuché el número de ellos. [17]  En la visión vi los caballos y a los que estaban sentados sobre ellos, que tienen coronas de fuego y violeta y azufre. Las cabezas de los caballos como cabezas de leones, de los labios de ellos sale fuego, humo y azufre. [18] A partir de estas tres plagas fue exterminado el tercio de los hombres, desde el fuego y del humo y del azufre que sale de los labios de ellos. [19] El poder de los caballos está en la boca de ellos y en las colas de ellos; las colas de ellos semejantes al azufre, las que tienen cabezas, [20] y en ellas causan daño. El resto de los hombres, los que no murieron en estas plagas, ni se arrepintieron de las obras de las manos de ellos [21]

10:1-11:14 Intervalo entre la sexta y la séptima trompetas.
[1] Y vi a otro ángel vigoroso bajar del cielo, rodeado por una nube y el arco iris sobre su cabeza, y su rostro como el sol y sus piernas como columnas de fuego, [2] y teniendo en su mano un librito abierto. Y puso su pierna derecha sobre el mar, y la siniestra sobre la tierra, [3] y vociferó con un gran ruido tal como el león que ruge. [4] Y cuando clamó, los siete truenos tronaron sus voces. Y cuando tronaron los siete truenos me disponía a escribir: y oí un sonido del cielo, que decía: “Sella lo que hablaron los siete truenos y no escribas estas cosas. [5] Y el ángel al que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó la mano derecha hacia el cielo, [6] y juró en el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo y las cosas en él, el que creó el mar y las cosas en él, pues ya no hay tiempo, [7] sino que en el día del sonido del séptimo ángel, cuando se prepare a tocar, se habrá cumplido el misterio de Dios, como profetizó  a sus siervos los profetas. [8] Y la voz que había oído del cielo, detrás hablaba conmigo, me decía: “Vamos, toma el libro, el que está en la mano del ángel erguido sobre el mar y la tierra. [9] Y obedeció, diciéndole al ángel, dame el librito. [10] Y me dijo: “Toma y devóralo, y agriará tu vientre, más en tu boca será dulce como miel. Y tomé el librito de la mano del ángel y lo devoré, y era en mi boca como dulce miel: y cuando lo devoré, se agrió mi vientre. [11] Y me dicen: “Es necesario que tú profetices nuevamente sobre muchos pueblos y razas y naciones y lenguas. 11 [1] Y me fue dada una caña semejante a una vara, diciendo: “Levántate y mide el templo de Dios y el altar de los sacrificios y los que están arrodillados en él. [2] Y en cuanto al patio, déjalo fuera y no lo midas, por fue concedido a los pueblos, y pisotearán la santa ciudad cuarenta y dos meses. [3] Y entregaré dos testigos míos, y profetizarán mil doscientos días envueltos en sacos. [4] Ellos son los dos olivos y las dos lámparas, los (que están) erguidos delante del señor de la tierra. [5] Y si alguien los quiere dañar, de las bocas de ellos sale fuego y devoran a sus enemigos; y si alguien quisiera dañarlos, de este modo es preciso que ese sea destruido. [6] Estos tienen el poder de cerrar el cielo para que no caiga lluvia en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas: convertirlas en sangre y golpear la tierra con toda clase de plagas, si lo quisieran. [7] Y cuando terminen su testimonio, la bestia que emerge del abismo hará la guerra contra ellos y los vencerá y los matará. [8] Y el cadáver de ellos sobre la plaza de la gran ciudad, la que es llamada metafóricamente Sodoma y Egipto, en donde el seño de ellos ha sido crucificado.[9] Y muchos de los pueblos, y tribus, y lenguas, y naciones verán su cadáver durante tres días y medio, y no dejarás que sus cadáveres sean puestos en sepulcros. [10] Y los que habitan sobre la tierra se complacerán  gracias a ellos y se alegrarán y enviarán obsequios unos a otros, porque ellos, los dos profetas habían castigado a los que habitan sobre la tierra. [11] Tras estos tres días y medio, un espíritu de vida, desde Dios, entró en ellos, y se irguieron sobre sus pies, y un gran temor recayó sobre los que los observaban. [12] Y oyeron una gran voz desde el cielo, que les decía: “Suban acá” y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron. [13] Y en aquella hora comenzó un gran sismo, y cayó el décimo de las ciudades, y perecieron en el terremotos siete millones de nombres de hombres, y los restantes quedaron despavoridos y dieron gloria al Dios del cielo. [14] El segundo “ay” ya paso; he aquí que el tercer “ay” viene pronto.

11:15-19 La séptima trompeta.
[15] Y el séptimo ángel tocó: y surgieron grandes voces en el cielo, que decían,
Comenzó el reinado del mundo de nuestro señor, y reinará por los siglos de los siglos.
[16] Y  los veinticuatro ancianos, los que en frente de Dios se sientan en sus tronos, cayeron sobre sus rostros y adoraron Dios, diciendo: 
[17] Te damos gracias, señor Dios Todopoderoso, el que es y el que era, porque has tomado el gran poder de ti y reinaste; [18] Y se encolerizaron las gentes, y llegó tu cólera y el tiempo de que los muertos sean juzgados y de dar recompensa a tus siervos, los profetas, los santos y los temerosos de tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y arruinar a los que destruyen la tierra.
[19] Y se abrió el templo de Dios en el cielo, y fue vista el arca de la alianza de él en el templo, y surgieron relámpagos, y voces, y truenos, y sismos y una gran granizada.

12:1-14:20 Conflicto entre la iglesia y los poderes del mal.
12:1-17           La mujer, el dragón y el libertador
[1] Y una gran señal se vio en el cielo, una mujer envuelta en sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas, [2]y manteniendo en su seno, clama el dolor de parto y fue atormentada al dar a luz. [3] Y se vio otro signo en el cielo, y he aquí un gran dragón de fuego, que siete cabezas y diez cuernos, y sobre las cabezas de él, siete diademas, [4] y su cola arrastra el tercio de los astros del cielo, y los arroja hacia la tierra. Y el dragón que está erguido en frente de la mujer que está a punto de dar a luz, para cuando dé a luz su hijo lo devore. [5] Y dio a luz un hijo varón, que va a guiar a todas las gentes en vara de hierro; y fue arrebatado el hijo de ella hacia Dios y hacia su trono. [6] Y la mujer huyó al desierto, en donde allí tiene un lugar preparado de parte de Dios, para que allí la sustentes mil doscientos sesenta días. [7] Y comenzó una guerra en el cielo, y Miguel y los ángeles suyos iniciaron una guerra contra el dragón. [8] Y el dragón luchó y sus ángeles, y no resistieron, [9] ni lugar se halló en el cielo ya para ellos, y fue arrojado el gran dragón, la antigua serpiente, el llamado Diablo y Satanás, el que seduce a todos los habitantes, fue arrojado hacia la tierra, y sus ángeles contra él fueron arrojados. [10] Y oí una gran voz en el cielo que decía:
Ahora llegó la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y el poder de su ungido, porque fue arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa frente de nuestro Dios día y noche. [11] Y estos lo vencieron por medio de la sangre del cordero, y a través de la palabra del testimonio de ellos, y no amaron su alma más que la muerte. [12] Por esto alégrense, los cielos y los que en ellos habitan; ¡ay la tierra y el mar, porque bajó el diablo hacia ustedes, teniendo una gran ira, sabiendo qué poco tiempo tiene.
[13] Y cuando el dragón vio que fue arrojado hacia la tierra, persiguió a la mujer que dio a luz el varón. [14] Y a la mujer le fueron dadas las dos alas del gran águila, para que volara al desierto, hacia su lugar, donde allí la sustenta un tiempo, un tiempo y medio tiempo lejos de la presencia de la serpiente. [15] Y la serpiente lanzó desde su boca tras la mujer agua como río, para que la hiciere arrastrar por el río.[16] Y la tierra socorrió a la mujer, y la tierra abrió su boca y absorbió al río que el dragón lanzó de su boca. [17] Y el dragón se encolerizó contra la mujer, y se marchó a hacer la guerra en contra de su descendencia, de los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. Y se posa sobre la arena del mar.

13:1-18 El anticristo y su profeta
[1] Y vi a la bestia subir desde el mar, tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas y sobre las cabezas de ella un nombre de blasfemia.[2] Y la bestia que vi era semejante al leopardo, y sus pies como oso, y su boca como boca de león, y el dragón le dio su poder y su trono y gran poder. [3]Y una de las cabezas de ella como herida de muerte, y la herida de muerte de ella había sido curada. [4] Y admirada toda la tierra (fue) tras de la bestia, y adoraron al dragón, porque había dado el poder a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: “¿Quién semejante a la bestia, y quién capaz de pelear contra ella?  [5]  Y le fue dada una boca para que hablase grandes cosa y blasfemias, y le fue dado el poder de actuar durante cuarenta y dos meses. [6] Y abrió su boca con blasfemias hacia Dios, blasfemar el nombre suyo y su tabernáculo, a los que moran en el cielo. [7] Y le fue dado hacer la guerra contra todos los santos y vencerlos, y le fue dado el poder sobre todas las tribus y pueblos y lengua y etnias. [8] Y todos los que habitan sobre la tierra lo adorarán, del cual no está escrito su nombre en el libro de la vida del cordero degollado desde la creación del mundo. [9] Si alguien tiene oídos, escuche. [10] Si alguien hacia el cautiverio (lleva), al cautiverio va; si quien con la espada mata, preciso es que con la espada sea muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
[11] Y vi otra bestia subir desde la tierra, y tenía dos cuernos como cordero, y hablaba como dragón. [12] Ejerce todo el poder de la primera bestia en frente de ella. Y hace que la tierra y los que habitan en ella adoren a la primera bestia, cuya herida de muerte fue curada. [13] Y realiza grandes signos, incluso el fuego hace bajar desde el cielo hacia la tierra en frente de los hombres. Y seduce a los que habitan la tierra a través de signos, los que le fue dado realizar en frente de la bestia, diciendo a los que habitan en la tierra hacer una imagen a la bestia, que tiene la herida de la espada y revivió. [15] Y le fue dado dar espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablara, e hiciera que cuántos no adorasen la imagen de la bestia fueran muertos. [14] [16] Él hace todas las cosas, a los pequeños y grandes, a los ricos y pobres, a los libres y a los siervos, se les ponga una marca sobre su mano derecha o sobre su frente, [17] y que nadie pueda comprar o vender sino solo quien lleva la marca, que es el nombre de la bestia o el número de su nombre. [18] Aquí está la sabiduría. Quien tenga inteligencia calcule el número de la bestia, pues es número humano. Y su número es seiscientos sesenta y seis.

14:1-20 Oráculos del reino y del juicio
[1] Y vi, he aquí que se yergue el cordero sobre el monte Sión, y junto a él ciento cuarenta y cuatro mil que tiene su nombre y el nombre de su padre escrito en su frente. [2] Y oí una voz desde el cielo como un sonido de muchos arroyos y como grandes truenos. Y la voz que oí era como de citaristas que tañían sus cítaras. [3] Y cantan un canto nuevo frente del trono y frente de los cuatro vivientes y de los ancianos. Y nadie podía aprender el canto sino solo los ciento cuarenta y cuatro millar, los rescatados desde la tierra. [4] Estos son los que no se mancharon con mujeres; son vírgenes, pues. Estos son los que siguen al cordero donde quiera que va. Estos fueron rescatados de los hombres, primicias para Dios y el cordero, [5] y en la boca de ellos no se encuentra la mentira: son irreprochables.
[6] Y vi otro ángel, volando en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para evangelizar sobre los sentados sobre la tierra y sobre toda nación y tribu y lengua y pueblo, [7] diciendo con gran voz: “Temedle a Dios y a él dadle gloria, porque llegó la hora de su juicio. [8] Y adorad al hacedor del cielo y de la tierra y del mar y de las fuentes de las aguas. Y un segundo ángel lo siguió, diciendo: “¡Cayó, cayó Babilonia la grande, la que ha dado de beber del vino del furor de la idolatría a todas las naciones. [9] Y otro tercer ángel lo siguió, diciendo con gran voz: “Si alguien adora a la bestia y a su imagen, y toma la marca sobre su frente y sobre su mano, [10] el mismo beberá del vino de la cólera de Dios, del vino escanciado en la copa de su ira, y serán atormentados en el fuego y azufre delante de los ángeles santos y delante del cordero. [11] Y el huma de su tormento subirá por los siglos de los siglos. Y los que adoran a la bestia y a su imagen no tienen reposo, de día y de noche y si alguien recibe la marca de su nombre. [12] Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe del Ungido. [13] Y oí una voz desde el cielo, que decía: “Escribe, bienaventurados los muertos que en el señor mueren, desde ahora.” Sí, dice el espíritu, que descansen de sus trabajos, porque sus obras los acompañan.
[14] Y vi, he aquí una nube blanca, y sobre la nube uno sentado semejante a un hijo de hombre, que tenía sobre su cabeza una corona de oro y su mano una hoz afilada. [15] Y otro ángel salió del templo, clamando con gran voz al que estaba sentado sobre la nube, Toma la hoz y siega, porque llegó la hora de segar, por se ha secado la mies de la tierra. [16] Y el que estaba sentado sobre la nube lanzó su hoz sobre la tierra, y fue segada la tierra. [17] Y otro ángel salió del cielo, del que (está) en el cielo, teniendo también una hoz afilada. [18] Y otro ángel salió del altar, el que tiene poder sobre el fuego, y clamó con gran voz a los que tenían la hoz afilada, diciendo: “Arroja de ti la hoz afilada y cosecha las uvas de la viña de la tierra, porque maduró el racimo de uvas de ella. [19] Y el ángel lanzó su hoz hacia la tierra, y cosechó la viña de la tierra, y lanzó hacia el gran lagar de la cólera de Dios. [20] Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y salió sangre desde el lagar hasta de los frenos de los caballos, hasta mil seiscientos estadios.

15:1-16:21      Las siete copas de la ira
15:1-8 Introducción a las copas de juicio
[1] Y vi otra señal en el cielo, grande y maravillosa, a los ángeles que tienen las siete plagas, las siete últimas, porque en las mismas fue completada la cólera de Dios. [2] Y vi como un mar vidriosos mezclado con fuego, y a los vencedores de la bestia y de su imagen y del número de su nombre erguido sobre el mar vidrioso, que tenían cítaras de Dios. [3] Y cantan el canto de Moisés, siervo de Dios y el canto del cordero, diciendo:
Grande y maravillosa su obra, el Señor Dios, el todopoderoso; justos y verdaderos son sus caminos, el rey de los siglos, [4] ¿Quién no teme, Señor, y glorificará tu nombre; porque un solo santo, porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus juicios se hicieron manifiestos.
[5] Y tras esto vi, y se abrió el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, [6] y salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas desde el templo, vestidos de lino nítido brillante y ceñidos el pecho con cinturones de oro. [7] Y uno de los cuatro vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas del espíritu de Dios, del que vive por los siglos de los siglos. [8] Y se llenó el santuario del humo de la gloria de Dios y de su potencia, y nadie podía entrar al templo hasta que se consumen las siete plagas de los siete ángeles.

16:1-21 La descripción de las copas de juicio
[1] Y oí una gran voz desde el templo que decía a los siete ángeles: “Leva y derrama las siete copas del espíritu / cólera de Dios hacia la tierra. [2] Y el primero fue y derramó su copa hacia la tierra: y apareció una herida maligna y dañina sobre los hombres. A los que tenían la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen. [3] Y el segundo derramó su copa sobre el mar: y la sangre llegó a ser como de muerto, y toda alma viviente murió, (todas las almas) en el mar. [4] Y el tercero derramó su copa hacia los ríos y las fuentes de las aguas: y se convirtió en sangre. [5] Y oí del ángel de las aguas, que decía: “Justo eres, el que es y el que era, Santo, porque todas estas cosas juzgaste, [6] Porque la sangre de los santos y de los profetas derramaron, y la sangre has dado a beber a ellos: dignos son. [7] Y oí del altar, que decía: “Sí, Santo es el Dios, el Todopoderoso, verdaderos y justos tus juicios.” [8] Y el cuarto derramó su copa sobre el sol: y le fue dado abrasar a los hombres con el fuego. [9] Y los hombres fueron abrasados en gran ardor, y blasfemaron el nombre de Dios, el que tiene el poder sobre estas plagas, e impenitentes, no dieron gloria a él. [10] Y el quinto derramó su copa sobre el trono de la bestia: y su reino se convirtió en tinieblas, y se mordieron sus lenguas de dolor, y blasfemaron al Dios del cielo a causa de su dolor y de sus heridas, y no se arrepintieron de sus obras. [11] Y el sexto derramó su copa sobre el gran río Eufrates: y se secó el agua de él, para que sea preparado el camino de los reyes, de los (que vienen) desde el oriente del sol. [12]  [13] Y vi desde la boca del dragón y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus inmundos como ranas: [14] son los espíritus de los demonios que realizan signos, loa que se dirigen sobre los reyes de todo el mundo, para congregarlos hacia la guerra del gran día de Dios, del Todopoderoso. [15] He aquí que vengo como un ladrón: bienaventurado el que vigila y guarda su vestido, para no andar desnudo y ver su vergüenza. [16] Y los congregó hacia el lugar llamado en Hebreo Armagedón. [17] Y el séptimo derramó su copa sobre el aire: y salió una gran voz del templo, desde el trono, que decía: “Está hecho”. [18] Y se produjeron relámpagos y voces y truenos, y se produjo un gran sismo, tal como nunca se produjo sobre la tierra desde que el hombre existió sobre ella, semejante sismo así de grande. [19] Y la gran ciudad se convirtió en tres partes, y las ciudades de las gentes se desplomaron. Y Babilonia la grande fue rememorada delante de Dios, para darle la copa de vino del furor / espíritu de su ira. [20] Y toda isla huyó, y los montes no se hallaron. [21] Y una gran granizada como la que pesa cayó del cielo sobre los hombres: y los hombres blasfemaron a Dios a causa de la plaga de piedras, porque su plaga es grande en extremo.

17:1-19:10 El reinado y la ruina de la ciudad del anticristo.
17:1-6 Una visión de Babilonia y su gloria.
[1] Y vino uno de los siete ángeles de los que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciendo: “Ven, te mostraré el juicio de la gran ramera, de la que está sentada sobre muchas aguas, [2] con la que fornican / idolatran los reyes de la tierra, y se embriagaron los habitantes de la tierra, con el vino de su fornicación. [3] Y me arrebató hacia el desierto, en espíritu. Y vi a la mujer sentada sobre la bestia rojo escarlata, henchida con nombres de blasfemia, que tenía siete cabeza y diez cuernos. [4] Y la mujer estaba vestida de púrpura y rojo escarlata y adornada con oro y piedras preciosas y perlas, teniendo una copa de oro en su mano repleta de detestables y cosas inmundas de su fornicación / idolatría, [5] y sobre su frente (tenía) un nombre escrito, misterio, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. [6] Y vi a la mujer ebria a causa de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos del Jesús. Me maravillé, viéndola, con gran asombro.
17:7-18 La interpretación de la visión: la condenación de Babilonia.
[7] Y el ángel me dijo: “¿Por qué te maravillas?, yo te diré el secreto / misterio de la mujer y de la bestia, de la que la lleva, de la que tiene siete cabezas y diez cuernos. [8] La bestia que viste era y no es, y está a punto de subir desde el abismo y hacia la destrucción va. Y los que viven sobre la tierra se maravillarán, no siendo escrito el nombre en el libro de la vida desde la creación del mundo, de los que ven a la bestia, que era y que no es y que estará presente. [9] Así la inteligencia del que tiene sabiduría. Las siete cabezas siete montes son, donde la mujer se sienta en ellos, y siete son los reyes: [10] los cinco cayeron, el uno es, el otro aún no vino, y cuando venga es preciso que él dure poco. [11] Y la bestia que era y que no es, y la misma es el octavo, y de los siete es, y hacia la destrucción va. [12] Y los diez cuernos que viste diez reyes son, los que no tomaron todavía el reino, sino el poder como reyes que (lo) toman una hora junto a la bestia. [13] Ellos tienen un propósito / intención. Y la potencia y potestad de ellos entregan a la bestia. [14] Ellos contra el cordero batallarán y el cordero los vencerá, porque Santo de los santos es y rey de reyes, y los llamados junto a él y elegidos y fieles. [15] Y me dijo: “Las aguas que viste donde la ramera está sentada, pueblos y naciones son, y razas y lenguas. [16] Y los diez cuernos que viste y la bestia, ellos aborrecerán a la ramera, y la dejarán devastada y desnuda, y devorarán sus carnes, y la abrasarán en fuego: [17] en efecto, Dios puso en sus corazones y realizar un propósito y entregar el reino de ellos a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios. [18] Y la mujer que viste es la ciudad, la grande, la que tiene el reinado sobre los reyes de la tierra.

          18:1-24  Una maldición sobre Babilonia.
[1] Tras esto vi otro ángel que bajaba desde el cielo, que tenía un gran poder, y la tierra se iluminó a causa de su gloria. [2] Y clamó con poderosa voz, diciendo: “Cayó, cayó Babilonia la grande, y advino la morada de los demonios y la guarida de todo espíritu impuro, y la guarida de toda ave inmunda y detestable, [3]  porque el vino del furor / espíritu de la fornicación de ella han bebido todas las naciones, y los reyes de la tierra con ella fornicaron, y los mercaderes de la tierra enriquecieron a causa de la potencia del lujo de ella. [4] Y oí otra voz, desde el cielo, que decía: “¡Salid pueblo mío fuera de ella, para que no os hagáis cómplices de las injusticias de ella, y para que no participen de sus plagas: [5] porque sus pecados se juntaron hasta el cielo, y Dios se acordó de sus iniquidades. [6] Pagadle a ella como ella pagó, y doblad al doble según sus obras: en la copa que escanció, escanciadle el doble: [7] cuanto la glorificaron y vivieron voluptuosamente, tanto tormento y pena dadle. Porque en su corazón dice: “Estoy sentada reinando y no soy viuda y el duelo jamás veré: [8] por esto en un solo día vendrán sus plagas, muerte y duelo y hambre, y el fuego será abrasada, porque fuerte (es) el Señor Dios que la juzga. [9] Y llorarán y se lamentarán los reyes de la tierra, los que junto a ella fornicaron y vivieron voluptuosamente, cuando vean el humo de su incendio, [10] desde lejos se mantendrán a cauda del miedo del tormento de ella, diciendo: “Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia la ciudad poderosa, porque en una sola hora ha llegado tu juicio. [11] Y los mercaderes de la tierra lloran y se duelen, porque ya nadie compra el cargamento de ella, [12] el cargamento de oro y plata y piedras preciosas, y piedras y lino finísimo y púrpura y seda y rojo escarlata y toda madera de cidro y todo instrumento / utensilio de marfil y todo utensilio de madera de valor y de bronce y de hierro y de mármol, [13] y cinamono y amono y especies aromáticas y mirra e incienso y vino y aceite y flor de harina de trigo y grano / trigo y bestias de carga y ovejas, y de caballos y de coches y de esclavos / personas y almas de hombres [14] Y el fruto de tu deseo del alma se alejó de ti, y todo lo opulento y espléndido pereció a causa de ti, y nunca más estas cosas se hallarán. [15] Y los mercaderes de estas cosas, los que se enriquecen a causa de ella, desde lejos se mantendrán por el temor del tormento de ella, llorando y lamentado,  [16] diciendo: “Ay, ay la gran ciudad, la vestida de finísimo y púrpura y rojo escarlata, engalanada con oro y piedras preciosas y perlas, [17] porque en una hora fue devastada tanta riqueza. Y todo marino y todo el que sobre el lugar navegando y navegantes y cuantos comercien en el mar, se mantuvieron desde de lejos. [18] Y gritaron los que vieron el humo del incendio de ella diciendo: “¿Quién semejante a la gran ciudad?”, [19] y arrojaron polvo sobre las cabezas de ellos, y clamaban llorando y lamentándose, diciendo: “Ay, ay, la gran ciudad, en la que se enriquecieron todos lo que tenían las flotas en el mar a causa de la preciosidad de ella, porque en una sola hora fue devastada. [20] Regocíjate a causa de ella, cielo, y los santos y los apóstoles y los profetas, porque Dios llevó a cabo el juicio de vosotros a causa de ella. [21] Y un ángel poderoso levantó una piedra como un agran molino, y la lanzó hacia el mar, diciendo: “Así, con ímpetu, será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y ya nunca será encontrada. [22] Y un sonido de citaras y de músicos y de flautistas y de trompetas nunca más en ella se oirán, ni todo artífice de todo arte ya nunca más se encontrará en ella, ni voz de rueda de molino ya nunca en ella se encontrará, [23] ni la luz de lámpara no aparecerá en ella ya [24] ni la voz de un desposado y una desposada ya jamás se oirá en ella: porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, porque con tu hechicería sedujiste a todas las naciones, y en ella misma la sangre de los profetas y de los santos fue encontrada y de todos los degollados sobre la tierra.

 19:1-10           Acción de gracias por los juicios sobre Babilonia.
[1] Tras esto oí una gran vos como de una turba de gentes, en el cielo, diciendo:
“Aleluya, la salvación y la gloria y el poder de nuestro Dios, [2] porque verdaderos y justos (son) sus juicios, porque enjuició a la gran ramera, la que destryó la tierra con su idolatría, y la sangre de sus siervos a manos de ella (derramada) ajustició.
[3] Y en segundo lugar  dijeron: “¡Aleluya!”, y el humo de ella subió por los siglos de los siglos. [4] Y cayeron los ancianos, y los veinticuatro y los cuatro vivientes, y adoraron a Dios que estaba sentado en el trono, diciendo: “Amén, aleluya”. [5] Y una voz desde el trono emergió, diciendo:
“¡Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos, los que temen a él, los pequeños y los grandes!”
[6] Y oí como la voz de una muchedumbre y como la voz de muchas aguas y como la voz de un trueno poderoso, diciendo:
 “¡Aleluya!, porque Dios nuestro Señor, el Todopoderoso estableció su reino. [7] Y alegrémonos y regocijémonos, y démosle la gloria, porque llegó la boda del Cordero y su esposa se atavió, [8] y le fue dado que se vistiera de fino lino, reluciente, puro.
En efecto, el fino lino son las obras justas de los santos. [9] Y me dijo: “Escribe, bienaventurados son los que al banquete de la boda del Cordero han sido invitados”. Y me dice: “Estas son las palabras verdaderas de Dios”. [10] Y caí en frente de sus pies, adorándolo. Y me dijo: “Mira, no (hagas eso): compañero de servicio tuyo soy y de tus hermanos, de los que mantienen el testimonio de Jesús: adora a Dios. En efecto, el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

19:11-22:5      La revelación del Cristo y de la ciudad de Dios
19:11-21         El jinete del caballo blanco
[11] Y vi abierto el cielo, y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, llamado Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y hace la guerra. [12] Y sus ojos (eran) llama de fuego, y sobre su cabeza muchas diademas, que tenían un nombre escrito, que nadie sabe sino él, [13] (estaba) revestido de un manto empapado con sangre, y es llamado su nombre “El Verbo de Dios” [14] Y los ejércitos, que en el cielo lo acompañaban sobre los caballos blancos, vestidos con fino lino, blanco, puro. [15] y desde su boca su boca emerge una espada aguda, para con ella herir a las gentes, y él mismo apacentarlos con vara de hierro, y él mismo aplasta el lagar del vino del espíritu / furor de la ira de Dios, del Todopoderoso, [16] y tiene sobre el manto y sobre su frente un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
[17] Y vi un ángel erguido en el sol, y clamó con gran voz, diciendo a todas las aves que volaban en medio del cielo: “¡Acá!, reuníos para el gran banquete de Dios, [18] para que comáis carne de reyes y carne de quiliarcas y carne de poderosos y carne de caballos y de los que están sentados sobre ellos, y carne de todos los libres y los siervos y de pequeños y de grandes. [19] Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo y contra su ejército. [20] Y le fue cogida la bestia y, junto a ella, el falso profeta, el que realizaba signos en presencia de ella, con los cuales engañaron a los que llevaban la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen: los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.  [21] Y los restantes fueron muertos con la espada del que estaba sentado sobre el caballo, la que salió desde su boca, y todas las aves fueron saciadas gracias a la carne de ellos.

20:1-3 La subyugación del dragón.
[1] Y vi un ángel que viajaba del cielo, que tenía la llave del abismo y una gran cadena sobre su mano. [2] Y dominó al dragón, la antigua serpiente, la que es Diablo y Satanás, y la ató por mil años, [3] y la arrojó hacia el abismo, y encerró y puso el sello encima de él, para que ya no sedujera a las gentes, hasta que se completaran los mil años: después de estos es preciso que sea liberado por breve tiempo.

20:4-6 El milenio.
[4] Y vi unos tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dada la potestad, y las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios y quienes no adoraron a la bestia ni su imagen y tampoco tomaron la marca sobre su frente ni sobre sus manos: Y vivieron y reinaron durante los mil años de Cristo. [5] Y el resto de los muertos no vivieron hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la resurrección primera.[6] Bienaventurados y santos los que tiene parte en la resurrección primera: sobre estos la segunda muerte no tiene poder, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán justo a él por mil años.

20:7-10           La última insurrección del mal
[7] Y cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su cuidador, [8] y saldrá para perder a las gentes, la que (mora) en los cuatro rincones de la tierra, a Gog y a Magog, (para reunirlos hacia la batalla, de quienes su número es como la arena del mar, [9] y subieron sobre lo extenso de la tierra y rodearon la morada de los santos y la ciudad amada: y el fuego bajó desde el cielo y los devoró. [10] y el diablo, el que seduce, fue arrojado hacia el lago de fuego y azufre, donde la bestia y el falso profeta,, y serán atormentados de día y de noche por los siglos de los siglos.

20:11-15 El juicio final
[11] Y vi el gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, del cual, en presencia de su rostro, huye la tierra y el cielo, y no se encontró lugar para ellos. [12] Y vi a los muertos, a los grandes y a los pequeños, erguidos frente al trono, y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el de la vida; y fueron juzgados los muertos a partir de la cosas escritas en los libros, cada cual según sus obras. [13] Y el mar devolvió a los muertos en él, y la muerte y el Hades entregaron a los muertos en ellos y fueron enjuiciados cada cual según sus obras. [14] Y la muerte y el Hades fueron lanzados hacia el lago de fuego. Esta es la segunda muerte, el lago de fuego. [15] Y si alguien no fue encontrado inscrito en el libro de la vida, fue lanzado hacia el lago de fuego.

21:1-8 La nueva creación.
[1] Y vi el cielo nuevo y la tierra nueva: en efecto, el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no está ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendiendo del cielo desde Dios, engalanada como una ninfa y adornada para su esposo. [3] Y oí una gran voz desde el trono, diciendo: “He aquí la morada de Dios junto a la de los hombres, y morará junto a ellos, y los mismos pueblos serán suyos, y el mismo Dios junto a ellos estará, [4] y secará toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no estará, ni la pena ni el lamento ni trabajo no estará ya.; porque lo primero se ha ido. [5] Y el que estaba sentado sobre el trono dijo: “He aqué que hago nueva todas las cosas”. Y dice: “Escribe, porque estas palabras son fidedignas  y veraces. [6] Y me dijo: “Han llegado a ser”. Yo soy el Alfa y la Omega, el  principio y el fin. Yo daré al que tiene sed del manantial del agua de la vida, a modo de regalo. [7] El vencedor heredará estas, y seré para él un Dios, y el mismo será mi hijo. [8] Tanto a los débiles como a los infieles y a los corruptos y a los criminales y lujuriosos y hechiceros e idolatras, el destino de ellos en el lago ardiente de fuego y azufre, esta es la segunda muerte.

21:9-22:5 La ciudad de Dios
[9] Y vino uno de los siete ángeles, de los que tenían las siete copas repletas de las siete plagas últimas., y habló conmigo diciendo: “Ven, te mostraré a la consorte y esposa del Cordero. Y me arrebató en espíritu sobre el monte grande y alto, y me mostró la ciudad, la santa Jerusalén, descendiendo del cielo desde Dios, [11] teniendo el poder de Dios: su resplandor (era) como una piedra preciosa, como piedra de jaspe cristalino; [12] tenía un muro grande y alto, tenía doce portales, y sobre los doce portales doce ángeles, y nombre escritos, que son de las tribus de los hijos de Israel. [13] Desde el oriente, tres portales, y desde el norte tres portales, y desde el sur tres portales y desde el occidente tres portales. [14] Y el muro de la ciudad tenía doce bases, y sobre ellas doce nombres, de los doce apóstoles del Cordero. [15] Y el que hablaba conmigo tenía una medida de caña de oro, para que midiese la ciudad y sus portales y sus muros. [16] Y la ciudad yace cuadrada, y su largo es igual su ancho. Y midió la ciudad con la caña hasta doce mil estadios: el largo y el ancho y el alto de ella es igual. [17] Y midió su muro, que era de ciento cuarenta y cuatro codos, medida humana, la que es del ángel. [18] Y la materia de su muro jaspe. Y la ciudad oro puro similar al cristal puro. [19] Y los cimientos de las paredes de la ciudad adornados con toda piedra preciosa: el primer cimiento de jaspe, el segundo, de zafiro, el tercero, de calcedonia, el cuarto, de esmeralda, [20] el quinto, de sardónica, el sexto, de ónice, el séptimo, de cornalina, el octavo, de crisólito, el noveno, de topacio, el décimo, de jacinto, el undécimo, de ágata, y el duodécimo, de amatista. [21] Y los doce portales (tenían) doce perlas. Y la plaza de la ciudad oro puro como cristal resplandeciente. [22] Y no vi templo en ella: en efecto, el Señor, el Dios, el Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. [23] Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, para que la alumbren: el poder de Dios, pues, la iluminó, y su antorcha (es) el Cordero. [24] Y las gentes pasearan a través de su luz. Y los reyes de la tierra llevarán su tesoro hacia ella, [25] y sus portales jamás se cerrarán de día, [26] ya no habrá noche; y llevarán el tesoro y el honor de las gentes hacia ella. [27] Para que nunca más entre a ella toda impureza, ni quien realice abominación y mentira, sino solo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.

22:6-21           Epílogo
[1] Y me mostró el río de las aguas de la vida resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. [2] En medio de su plaza y del río, por un lado, y, por otro, un árbol de la vida que da frutos doce veces, según el mes cada uno rinde su fruto, y las hojas del árbol para curación de las naciones. [3] Y todo anatema no estará ya. Y el trono de Dios y del Cordero en ella estará, y sus siervos lo venerarán, [4] y mirarán su rostro, y el nombre sobre sus frentes. [5] Y no habrá más noches, y no tendrán necesidad de luz de antorcha ni de sol, porque el Señor Dios brillará sobre ellos, y reinara por los siglos de los siglos..
[6] Y me dijo, estas palabras son fidedignas y verdaderas, y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas envió a su ángel para que muestre a sus siervos aquello que es necesario que acontezca en la brevedad. [7] Y he aquí que vengo a la brevedad. Dichoso el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
[8] Yo Juan, el que oye y ve todas estas cosas. Y cuando oí y vi, caí prosternado en frente de los pies del ángel que me mostró estas cosas. [9] Y me dijo: “Mira, no (lo hagas), compañero de servicio tuyo soy y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. [10] Y me dijo: “No selles las palabras de la profecía de este libro: el tiempo está cerca.” El injusto cometa injusticia todavía, el inmundo que se manche todavía, el justo que obre justamente todavía, y el santo que se santifique todavía. [12] He aquí que vengo pronto, y mi recompensa conmigo para dar a cada cual según sus obras. [13] Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. [14] Bienaventurados los que lavan sus túnicas, para que sea de ellos el poder del árbol de la vida, y entren por los portales en la ciudad. [15] Fuera los perros y los hechiceros, y los homicidas y los idólatras y todo amante y obrador de mentira.
[16] Yo Jesús envié a mi ángel para que testificara estas cosas a vosotros, a las iglesias. Yo soy la raíz y descendencia de David, la estrella refulgente matutina. [17] Y el espíritu y la consorte dicen: “Ven”, y el que oye diga: “Ven. El que tenga sed, venga, y el que quiera tome del agua de la vida a modo de regalo.
[18] Yo testimonio a todo el que escucha las palabras de la profecía de este libro: si alguien añadiere (algo) sobre él, Dios arrojará sobre él las plagas escritas en este libro. [19] Y si alguien sacara algo del las palabras del libre de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la ciudad santa, de los escritos en este libro.
[20] Dice el que da testimonio de estas cosas, Sí, vendré pronto. Amén, ven Señor Jesús.
[21]La Gracia del Señor Jesús con todos.